Si hay una ciudad que parece diseñada para el invierno, es esta. Praga en Navidad se convierte en un escenario de cuento desde finales de noviembre hasta después de Reyes. El aire huele a canela y madera quemada, las fachadas góticas se iluminan con luces cálidas y los tranvías avanzan como si fueran parte de una postal antigua.
A partir del 25 de noviembre de 2025 y hasta el 6 de enero de 2026, la ciudad vive en modo festivo: árboles gigantes, música de Smetana sonando al caer la tarde y un ambiente que mezcla historia, cerveza caliente y bufandas de lana. No hay rincón que no parezca preparado para enamorarte.
Ambiente clima en Praga en Navidad
Viajar a Praga en época navideña es aceptar el frío como parte del plan. Las temperaturas rondan los 0 °C, así que los guantes, el gorro y las capas térmicas se vuelven tu pasaporte para disfrutar. Las calles del casco antiguo se llenan de luces, los escaparates exhiben dulces cubiertos de azúcar y los tranvías se visten de guirnaldas.
Cada tarde, la Plaza de la Ciudad Vieja enciende su árbol de 22 metros a las 16:30 con un espectáculo de luces y música clásica. Y si te animas, hay pistas de patinaje al aire libre —como la de Wenceslao o Letná— donde locales y turistas se deslizan entre villancicos y vapor de vino caliente.
Dónde alojarse en Praga en Navidad
Dormir cerca del corazón de la ciudad hace toda la diferencia. En Praga en Navidad, alojarte en Staré Město (Ciudad Vieja) significa despertar con el sonido de los villancicos y llegar a pie a los mercados principales. El NYX Hotel y los Apartamentos SeNo 6 son buenas opciones, céntricas y con calefacción de verdad, no simbólica.
Si prefieres algo más tranquilo, busca en los alrededores de la Plaza de Wenceslao, donde hay hoteles como el Archibald City, con habitaciones cálidas y sin el bullicio constante del casco viejo. Y reserva con tiempo: en diciembre, encontrar cama en Praga es casi tan difícil como no probar un trdelník.
Mercados navideños en Praga
No hay mejor resumen de Praga en Navidad que el olor a madera asada y el sonido de los coros checos. Cada plaza tiene su propio carácter, y entre el 29 de noviembre de 2025 y el 6 de enero de 2026 se instalan los mercados que hacen que la ciudad parezca un decorado cinematográfico.
Plaza de la Ciudad Vieja

El más grande y emblemático. Abre del 29 de noviembre al 6 de enero, de 10:00 a 22:00 (los puestos de comida hasta medianoche). En medio, un árbol descomunal, 110 000 luces y el reloj astronómico marcando la hora de los selfies. Sube a la torre del Ayuntamiento al anochecer y verás el mercado desde arriba, con la iglesia de Týn iluminada detrás.
Plaza de Wenceslao
También entre el 29 de noviembre y el 6 de enero. Dos mercados, uno a cada extremo, con comida, cerveza caliente y una pista de hielo abierta todo el mes. Frente al Museo Nacional, el aroma de jamón asado (Pražská šunka) te sigue como un sabueso.
Castillo de Praga
Pequeño pero irresistible. Abre desde principios de diciembre hasta el 6 de enero, junto a la Catedral de San Vito. Es perfecto para comer algo caliente entre visita y visita. Gratis y con las mejores vistas.
Plaza de la República (Náměstí Republiky)
Abierto del 25 de noviembre al 24 de diciembre, de 10:00 a 22:00. Tiene ambiente más local, ideal para huir del turismo masivo.
Havelské tržiště
El mercado más antiguo de Praga, activo desde 1232, abre todo el año, pero en diciembre se cubre de adornos y luces. Funciona de 10:00 a 19:00 y huele a fruta, pan y nostalgia.
Plaza de la Paz (Náměstí Míru)
Del 22 de noviembre al 24 de diciembre, de 10:00 a 20:00. Pequeño, coqueto y con la iglesia de Santa Ludmila como telón de fondo. Uno de los más auténticos.
Plaza Tylovo
Del 25 de noviembre al 24 de diciembre, de 10:00 a 19:00. Pequeño y sin pretensiones, pero lleno de familias locales y puestos de sopas caseras.
Na Kampě (Malá Strana)
Del 29 de noviembre al 1 de enero, frente al Puente de Carlos. Sus vistas al Moldava son de esas que te reconcilian con el invierno.
Qué comer y beber en Praga en Navidad
No hay dieta posible durante la Navidad en Praga. La ciudad entera huele a jamón de Praga, a pan caliente y a vino especiado. Prueba el trdelník, ese rollo dulce que se cocina al fuego y se cubre de azúcar o chocolate. Añade una porción de šunka (jamón asado), unas klobása (salchichas), y si aún sientes los dedos, un vaso de svařák, el vino caliente con canela y naranja.
También verás medovina, un licor de miel que entra demasiado fácil, y sopas de pescado (rybí polévka) que parecen abrazos líquidos. Si necesitas algo más contundente, los knedlíky o los langoš son clásicos para sobrevivir al frío sin dramas.
Qué ver en Praga en Navidad
El Puente de Carlos luce más silencioso, cubierto de nieve y luces tenues; a veces pasa un coro cantando, y parece que el tiempo se detiene. Desde la torre del Ayuntamiento, el panorama es puro teatro: tejados blancos, el castillo encendido y la plaza latiendo abajo.
Dentro del castillo, el Callejón del Oro se adorna con muérdago y luce como un decorado de Dickens. Y si buscas un rincón tranquilo, sube a la colina de Letná al atardecer: desde allí verás las luces reflejadas en el Moldava, una imagen que se te quedará grabada más tiempo que el frío en los dedos.
Consejos rápidos para disfrutar Praga en Navidad
Hay algunas reglas no escritas para sobrevivir y disfrutar de Navidad en la bonita Praga:
- Ve temprano a los mercados, antes de las 11:00, para esquivar multitudes.
- Lleva calzado impermeable y guantes térmicos: el suelo resbala y el frío cala.
- Moverte a pie es lo ideal, pero los tranvías son cálidos y fotogénicos.
- Evita los taxis en la noche de Fin de Año; mejor usar metro o Uber.
- Algunos puestos solo aceptan efectivo, así que lleva coronas checas.
- Y, sobre todo, guarda espacio para el postre: siempre hay otro trdelník esperando.
Nuestra reflexión de Praga en Navidad
No sabría decir si fue el vino caliente o la nieve cayendo en silencio, pero hay algo en Praga en Navidad que desarma. Tal vez es esa mezcla de historia y ternura que tiene la ciudad cuando el reloj astronómico marca las cinco y todos miran hacia arriba al mismo tiempo. O ese momento en que un coro improvisado canta frente al árbol gigante y tú, con las manos heladas, dejas de pensar en nada.
Lo cierto es que, cuando cae la noche y las luces se reflejan en el Moldava, Praga parece decirte sin palabras: “Quédate un día más”.