De Bad Gyal a la fiscalía: la noche que Lamine Yamal no podrá borrar

Hay noches que invitan a la celebración, a dejar atrás el gris del día a día y explotar de alegría. Eso debió sentir Lamine Yamal el día en que sopló dieciocho velas; ese instante, por simbólico y esperado, merecía el mejor de los homenajes. Pero, como reza el dicho, a veces la fiesta sale cara y, en este caso, el precio se paga también en polémica.

La cita, celebrada en una masía apartada en Olivella, tenía aires de película: más de doscientos invitados, una ubicación secreta casi blindada y la prohibición expresa de móviles para que nada se filtrara fuera de aquel santuario de celebración. El dress code, digno de la saga de Corleone, era de inspiración mafiosa: trajes impecables, miradas de póker, nervio y poderío a partes iguales. Hasta ahí, la fiesta tenía los ingredientes de una velada inolvidable.

Pero lo que debía ser una noche de fantasía para el prodigio del Barça se tiñó de controversia. Más de 10.000 euros en “chicas de imagen” y la contratación de personas con enanismo como parte del show encendieron el debate social. La ley es clara y tajante: recurrir a personas con enanismo como entretenimiento está prohibido, y las consecuencias pueden ser tan graves como una multa de 600.000 euros. Por eso, no tardó en sonar el teléfono de la fiscalía, que ya ha recibido las primeras peticiones para investigar a fondo lo sucedido aquella noche.

El elenco de invitados fue de auténtico lujo. Estrellas de la música urbana como Bad Gyal, Bizarrap, Morad, Nicki Nicole y Ryan Castro compartieron barra y confidencias con compañeros de vestuario blaugrana: Gavi, Pau Víctor, Pau Cubarsí y Marc Casadó, entre otros. Todos ellos testigos del nacimiento de la nueva mayoría de edad de una joya del fútbol español.

En plena tormenta mediática, Lamine no se amilanó. Publicó imágenes de la fiesta en sus redes, mostrando los destellos de luz, risas y abrazos con sus VIP. La crónica, por tanto, quedó a la vista de todos: momentos de disfrute, pero también materia prima para la investigación y la controversia social.

La pregunta ahora no es sólo qué ocurrió dentro de ese fortín de Olivella, sino qué consecuencias habrá. Lamine Yamal, acostumbrado a navegar entre defensas en el césped, tendrá que lidiar también con el marcaje férreo de la opinión pública y la justicia. Y es que, a veces, la jugada más difícil no ocurre en el campo, sino fuera de él.

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